jueves, 3 de mayo de 2007

Wormy Forever

Érase una vez, en un remoto país de nombre Bollolandia, una pequeña emperatriz.
Según tradiciones ancestrales, el día en que la primogénita naciera, debía recibir la visita de las Tres Hadas, cada una de las cuales le otorgaría un don especial.


Y así fue. El día de su nacimiento, la Empe (así se la conocía cariñosamente entre el séquito) recibió la visita de las Tres Hadas: la Buena, la Loca y la Mala.Pero en contra de la profecía, al llegar éstas a Palacio, el Emperador Penco Antonio (su padre) ordenó impedir el paso al Hadamala.


-¡Esa bolleruza de hada no va a visitar a mi hija, que luego me la pervierte. No lo consentiré de ninguna manera! – aseveró Penco Antonio.

Así que Hadamala (bollo redomado, todo sea dicho) quedó en la puerta de palacio, viendo cómo sus hermanas eran recibidas con la mayores reverencias. Hadamala se planteó dar media vuelta y volver a su casa. Pero cuando ya estaba a punto de marcharse pensó: "¿Pero qué cagau de hada mala soy yo, si me rindo a estas alturas?" Así que trepó por la enredadera que conducía a los aposentos de la pequeña Emperatriz, y accedió a la habitación.

La niña, la miraba sonriente desde su cunita de dosel de seda. Pero el hada era mala mala (como buena bollera, claro) y ni por un momento se apiadó de ella. Con voz estridente formuló el conjuro: “¡Badabim, badabam! ¡Condenada al onanismo estás!" Y de esta forma la niña quedó condenada al Onanismo Forever… Cuando la criatura cumpliese la tierna edad de 12 años, tendría un impulso irrefrenable de practicar tocamientos un mínimo de 17 veces al día.

La pequeña Empe creció y quedó convertida en una incomprendida púber. Adoraba leer todo tipo de friqueces, pero esto le suponía un terrible esfuerzo, ya que al final de cada página no podía reprimir sus desbocados instintos.

A pesa de todo, Empe llevaba con dignidad su martirio. Pero a la edad de veinte años, justo el día de su cumpleaños, un fuerte dolor en la muñeca derecha le impidió celebrar tan reseñado evento. El médico de la Corte le diagnosticó una tendinitis crónica irreversible, por la cual nunca más podría hacer ningún tipo de movimiento con la mano derecha.

La joven emperatriz lloraba desconsolada. Por alguna razón (puede que fuese también parte del conjuro) era incapaz de masturbarse con la izquierda. Sus dedos carecían de la destreza de su estimada mano derecha.

Empe creyó morir. Por mucho que intentara imaginar, no se le ocurría nada peor que aquello. “Esto es el fin”- se decía a sí misma. Durante días Empe lloró y lloró desconsolada e inconsolable (que no es lo mesmo), hasta que un buen día un misterioso paquetito (no penseis mal, paquete en sentido estricto, que la pobre Emperatriz era pollafóbica hasta la médula) apareció entre sus sábanas.

La joven lo abrió intrigada. ¿Qué podrá ser?- pensaba, mientras arrancaba impaciente el envoltorio. Dentro se escondía el tesoro que el Hadabuena tenía reservado para su vigésimo cumpleaños: un amable gusanito de silicona sumergible “potente, silencioso y extremadamente duradero”.

Cuenta la leyenda que desde aquel día Empe nunca más volvió a salir de sus aposentos. Nadie supo nada más de ella. Sólo que tras su puerta un extraño ruidito como de moscardón se oía noche y día sin interrupción.



P.D.:Cuentan también que al morir la Emperatriz sólo se encontró en su habitáculo su cuerpo, extremamente delgado, junto a un pequeño gusanito de finalidad desconocida, como el siguiente:





Este post es un pequeño homenaje a mi penquilla. Por ser una amiga increíble y la mejor compi de bollopiso del mundo (a pesar de las serenatas que me da con el motor del gusanito...jeje). ¡Baja un poco el ritmo, pena, que te vas a dejar el sueldo en pilas!

Muxu handi bat!

10 comentarios:

Griada dijo...

¡Pero tias!
¿En serio se ha comprado un gusanito?
La envidia me corroe...

Anónimo dijo...

gusanito, gusanito...
jajaj

Anónimo dijo...

¡Gracias por el post, pena! Me ha hecho una ilu... Más vale que por fin te puedo comentar, que este cagau de ordenador no me dejaba. Agora, lo de los tocamientos 17 veces al día, ¡ya te vale! Menuda hipérbole andalusí, je, je, je. No, que me ha gustado un montón, de verdad. Y tu blog se está superando en calidad por momentos. Lo mejor, eso sí, la monja áspera ;) Torda donde las haya. Hugs & kisses.

laamanteceleste dijo...

jajajajaja...está bien que alguien nos muestre la realidad de la Penca ;-)

La Penca dijo...

María Cristina o Lapenca: Oye, que la historia esta es hiperbólica, ¿eh? ¡Que nadie la tome al pie de la letra! Je, je, je...

Anónimo dijo...

Jajajaja, qué maravilla de post dedicado! :o)

Anónimo dijo...

jajajaja

esta genial

definitivamente eres la puta jaizi...

penca: puedes comprarte unas pilas recargables q son más ecologicas

muchos besos

Anónimo dijo...

jajaja, creo que no lo había leído todavía, es genial, a ver para cuándo otro.
Un beso

Anónimo dijo...

;)

Anónimo dijo...

Jajaja. Esto si es un cuento y no el "soy una flor" que tengo yo todavía por aquí. Refrenillo te habría puesto un +!
Besicos desde el Norte.