miércoles, 25 de abril de 2007

Primera entrega de microcuentos

Subí al metro y no había absolutamente nadie en el vagón. Me encantó la sensación. Cada asiento parecía susurrarme: "Ven a mí, a mí", desesperado por ser el elegido.

Me deseaban. Era única, La Única. Pero todo mi gozo en un pozo...


En la siguiente estación una cincuentena de colegiales y 7 monjas invadieron el vagón. ¡Que iban de visita al Prado, me suelta la monja!


"¿Sabe que le digo, madre? ¡Que me cago yo en la escolarización obligatoria!

3 comentarios:

La Penca dijo...

Me pone la monja...Aunque tiene pinta de ser aspéra.

El micocruento ya sabes que me ha gustado mucho. Je, je, je.

Mara dijo...

Las monjas son todas unas bolleruzas... T lo digo yo q estudiaba en un colegio d monjas y las estadísticas nunca mienten. Aun así, esta tiene pinta d ser del siglo XVI por lo mnos así q estaría más reprimidilla no? Un beso!

Mara dijo...

Por cierto, ¿la monja bollo no está sentada en el Parque Berlín? Esto es un hecho completamente paranormal...